Por alguna extraña razón, lo usual es que existan artistas extranjeros que encuentren su fuente de inspiración en nuestro país e incluso los artistas nacionales pocas veces salen para establecerse en otro lugar. Tengo muy claro que para el artista no existen estas fronteras mentales y donde sea que encuentren un nicho de inspiración, bastará para establecerse por lo menos por algún tiempo. Pero no por eso deja de resultar raro/extraño el caso de un artista mexicano realizando trabajos sobre aquél lugar.
Y no porque sea malo o no me parezca, al contrario, me parece algo extraordinario que comencemos a abrirnos cada vez más en el ámbito cultural y artístico. Lo digo porque también me resulta tedioso que siempre sea la misma cantaleta con sus nacionalismos, que muchas de esas tradiciones de las que se sienten orgullosos, ni siquiera sean de aquí. Y sí, me refiero al mariachi y charros.
Es agradable ver a un mexicano mezclando fotografía con ilustración, muy pocas veces vemos a dos disciplinas distintas, unidas por un artista mexicano. Christopher vive en Río de Janeiro y utiliza el paisaje que otorga esa ciudad para capturar grandes fotografías, para luego unirla con alguna ilustración.
Si alguna vez tuviera una plática con el artista, lo primero que le preguntaría acerca de su trabajo sería sobre si las fotos que captura son pensadas en la ilustración o si dibuja para la foto. Otra inquietud es la de en qué momento decide la fotografía ¿cómo llega a la conclusión de que en esa foto queda bien una ilustración?
Es obvio que su trabajo evoca recuerdos sobre la infancia y quizás sea sobre la propia del artista. Quizá algunos juegos o juguetes favoritos, hasta situaciones. Un par de los trabajos que me gustaron más: Los flamingo que se encuentran en una bahía, típicas aves de Brasil; y la niña caminando por la playa soplando un Diente de León.
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