En la imagen se aprecia el símbolo de la grada del Club Universidad por excelencia: el Puma con los huesos debajo. Coronando este valioso símbolo, se observan cuatro estoperoles (de esos que se adquirían en el Chopo por esos años del cambio de siglo), y si observamos más detenidamente, se puede ver un hoyo entre los dos estoperoles del medio. La explicación: en 2004 (justo cuando Medina voló su penal) le quité lo que era la tercera estrella, para hacerle lugar al cuarto campeonato de mi club querido que ganó después de 13 años.
De todo lo que recuerdo en aquella maravillosa semana, aunque ahora un poco más borroso, lo mejor siempre fue la compañía de toda la gente de Pumas que conocí desde que inicié a frecuentar la cancha (aunque desde niño me llevaban) en el año 2001, muchos ya no están en la banda y otros ya partieron de esta vida, muchos ni me recuerdan. La comunión que existía entre la gente era impresionante, se había creado una sociedad aparte en la ciudad con la característica que todos seguían al mismo club de fútbol y que aparte todos eran carnales sin siquiera saber algo de ti, eso me atrapó. Yo no estuve desde que fue fundado el Orgullo Azul y Oro, pero no sé si quienes estuvieron se imaginaron alguna vez el alcance que este fenómeno tiene.
Además de que no había salido campeón el club en muchos años, no se llegaba a una final sino hasta ese glorioso 2004. Apenas el partido semifinal contra los azules terminó, la banda nos trasladamos a Cantera para obtener una entrada a la primer final del club en muchos años y yo sin conocer realmente a nadie, solamente a un par de conocidos de la banda del Plátano (Ecatepec) con los que me formé (como el #72 me tocó), mientras se respiraba el ambiente de fiesta que se intensificó el lunes, provocando una fiesta callejera enorme.
Casas de campaña, casitas improvisadas y hasta petates, había por todas partes. No faltaba el que quemaba el petate y el que empezó a echar la chela; la banda ya con más confianza comenzó a poner música, a bailar, a cantar y a posar para la cámara. Todo era nuevo para los que estábamos acostumbrados a tener todo el espacio que queríamos para aventarnos y correr de arriba para abajo, no estábamos preparados para la verdadera multitud de años venideros.
Ya no soportaron más nuestra fiesta y decidieron vender el martes los boletos para desalojar la calle, porque estaba planeado que se vendieran hasta el jueves pero por el desmadre que se armó, adelantaron la onda. Con la seguridad que da un boleto finalista en mano, fuimos al Jalisco con toda esa energía que logramos al unísono para callar al local, de nuevo en patio ajeno. Para el fin de semana el cansancio se hacía presente, pero todavía faltaba lo mejor: dar la vuelta.
La noche previa no pude dormir, esa sensación que te da al acostarte y no puedes dejar de pensar en ello, cuando menos te das cuenta (luego de varias vueltas por la cama) ya va amaneciendo y tienes que partir a la cancha para ver coronarse después de una larga espera al club que sigues con el alma. Ves convertirse al frío matutino en calor vespertino y la bufanda ya te estorba; luego hasta la playera sientes se encoge por lo nervioso que te ponen los tiros-penal. Al final buenas noticias, se consiguió el objetivo que cada 6 meses se renueva.
Unas cuantas lágrimas después del error de Medina, me doy el tiempo en la grada para quitarle el tercer estoperol de mi playera del Orgullo Azul y Oro. No se la quito definitivamente, sólo sufrirá un reacomodo porque fuimos parte de la cuarta estrella: nos la aguantamos en el sótano de la tabla, peleando descensos, de visita, de local, cuando el rival hacía notar su superioridad en la cancha te recordábamos que mientras hubiera tiempo todavía podías intentarlo y la satisfacción de que muchos jugadores lo entendían, lo aplicaban, aunque no tuvieran la calidad para competirle al rival le ponían los huevos que nosotros le poníamos en la grada y daba como resultado darle vuelta al marcador.
Esta banda es la única en México que gana partidos. Por eso el cuarto estoperol lo sentimos muy nuestro, por eso supimos cómo lograr los posteriores estoperoles y por eso esta banda es la que más estrellas tiene en el país después de 18 años de existencia. Felicidades Orgullo Azul y Oro.
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