Durante las décadas de los 50 y 60 del siglo XX, México disfrutaba de la calidad cultural que se había producido en esta región durante bastante tiempo, después de la Revolución Mexicana. Se reflejaba en su arquitectura, especialmente en la Ciudad de México. Fue en esos años cuando el Distrito Federal ampliaba sus horizontes; por una parte, miles de habitantes del interior de la República comenzaron a asentarse en la capital para trabajar; por otro lado, muchas empresas de entretenimiento comenzaron a crecer de sobremanera debido a la alta demanda de sus productos por parte de estos nuevos citadinos.
Estadio Olímpico Universitario, México '68. |
En los nacientes 50, la cultura mexicana tuvo un nuevo espacio que pretendía representar todo nuestro pasado en el presente y proyectarse a sí mismo como el futuro legado de la madura nación. La Ciudad Universitaria fue construida sobre un pedregal, producto de una serie de erupciones volcánicas provenientes del Xitle hace dos mil años aproximadamente; estos eventos provocaron que la gente de Cuicuilco -uno de los asentamientos más antiguos del México prehispánico- abandonara su hogar para buscar mejor suerte en los alrededores, lo que benefició a Teotihuacan en su desarrollo. Mejor lugar, no pudo haber sido elegido.
Dentro de estos terrenos, se pensó en la construcción de un estadio que representara nuestra cultura y que fuera muestra de la modernidad deportiva en el país. Con base en varios estudios hechos por los arquitectos participantes en diferentes partes del mundo y en relación al contexto histórico de la zona, se decidió la forma con la que se lograría esta representación. Se decidieron construir los centros más amplios respecto al resto del inmueble, y aunque algunos aseguraron que el estadio tenía la forma de un sombrero charro, la verdad es que eso solo funcionó como marketing durante los JJ.OO. de 1968, ya que originalmente se basaron en el cráter del volcán Xitle para la formación final del proyecto.
Mural relieve del Estadio Olímpico Universitario. |
Precisamente, cuando el Olímpico fue sede del fútbol nacional, desde, y hasta la mitad de ambas décadas, la cultura mexicana estaba en lo más alto de su producción y se avecinaba el inicio de un poderío en el entretenimiento que terminó por afectar al fútbol mexicano. El estadio fue producto de tan alto nivel creativo y artístico que se había logrado en la ciudad, con representantes de todo el país, que habían llegado para darle valor a toda su historia. Aunque fue terminado antes que toda la Ciudad Universitaria, el estadio se adaptó al entorno estudiantil y se enriqueció con los edificios que se apreciaban en el horizonte de tan grande terreno; la actividad del estudiantado inició tres años después de que se inauguró la cancha del sur de la ciudad.
Diego Rivera, artista plástico mexicano. |
Fue creado para el deporte universitario, es decir, para distintas disciplinas. Miente quien afirma que ha sido creado para el atletismo, americano o fútbol únicamente. Dentro de la universalidad del deporte, existen muchas disciplinas, por lo que el escenario futbolístico del Estadio Olímpico Universitario es igualmente histórico en el inmueble, como cualquier otra disciplina. Desde su inauguración, tanto americano como fútbol y atletismo, han tenido la misma cabida en él. Ha albergado a varios clubes de fútbol profesional, y a la Selección Nacional; diferentes eventos multidisciplinarios internacionales, y es bienvenido el deporte amateur. En sus muros se plasma parte de la historia regional, no solamente de nuestro país, representada con el águila y el cóndor, que también son símbolos de la Universidad. La juventud y el deporte, el pasado y el presente, la cultura, el deporte y el arte.
Mural inconcluso, respira al ser terminado. |
La llegada del Estadio Azteca en 1966 significó no solamente una muestra del nuevo poderío que, mediante el entretenimiento de las masas que sobrepoblaron la capital por cuatro décadas, crearon una nueva cultura social que se ha visto cuestionada constantemente en años recientes. La asociación formada por Azcárraga Milmo en la ciudad con otros clubes profesionales, le permitió adueñarse también de algunas decisiones no técnicas de la selección, entre las que estaban los juegos oficiales en eliminatorias mundialistas. Con esto, la sede de la Selección Mexicana de Fútbol cambiaría del Estadio Olímpico Universitario al Estadio Azteca, actual sede tricolor.
Juego de fútbol dentro del Estadio Olímpico Universitario. |
Este cambio no solo se trataba de "irse a un estadio con mayor capacidad", también significaba un cambio cultural en la sociedad mexicana; vivía dentro de una serie de turbulencias políticas y económicas, tan normales para el capital; por lo que el entretenimiento era la vía de escape para muchos ciudadanos mexicanos. Era el inicio de una era en la que estos socios decidían el pensamiento popular y se dejaba detrás el conocimiento universal, así como el papel de la historia mexicana en el mundo. El arte arquitectónico con representaciones culturales de alta calidad, era reemplazado por vigas de acero sin contexto histórico, y por lo tanto, sin identidad.
Quetzalcoatl es base. |
Ocho años fue sede el Estadio Olímpico Universitario de la Selección Mexicana de Fútbol, años en que se vivieron grandes hazañas durante eliminatorias mundialistas que se mantienen hasta nuestros días. Quizás es por el ambiente que se puede llegar a vivir en dicho estadio, quizás es por la mística que permanece en el Pedregal formado por el Xitle y otros volcanes, quizás es por la historia de su mural en relieve inconcluso que permanece expectante en su fachada como esperando ser terminado, quizás es por la vibra que se respira en el ambiente con sabor filosófico y de reflexión, quizás es por la historia que vive entre sus entrañas.
Volviendo a 2017, el tema sobre un cambio de sede para el equipo nacional de fútbol está en las brasas; por un lado los empresarios del interior se relamen los bigotes para la obtención de ingresos extra. Aquí cuestionamos cualquier decisión que no sea la de nombrar al Olímpico como sede oficial: lo merece la historia porque el Estadio Universitario representa lo que es México y lo que será. Representa la cultura mexicana que quedó en pausa cuando la selección se mudó al Azteca y que ha pretendido regresar pacientemente; por lo que de la misma manera, la selección debería volver. Volver a representar realmente a México.
Imágenes: Notimex, Wikipedia.org y U.N.A.M.
Artículo recomendado: http://www.revistas.unam.mx/index.php/bitacora/article/view/25198/23686
El cuarto estoperol
La enfermedad del Club Universidad
Nuestra afición al fútbol, culpable de todos los males en México. ¿O no?
Artículo recomendado: http://www.revistas.unam.mx/index.php/bitacora/article/view/25198/23686
El cuarto estoperol
La enfermedad del Club Universidad
Nuestra afición al fútbol, culpable de todos los males en México. ¿O no?
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario